martes, 30 de octubre de 2012

BALONCESTO EN ESTADO PURO (XXV)






Los Anónimos Indocumentados dan la bienvenida a su nuevo colaborador en esta sección. Se trata del famosísimo Sinpa Peles, quien nos manda esta fotografía desde Ontoria, Cabezón de la Sal (Cantabria). Hay que valorar el esfuerzo que están haciendo en este pueblo por acondicionar una pista sobre hierba como en Wimbledon, pero a lo mejor sería más práctico empezar por el tablero. Enviadnos vuestras instantáneas a anonimosindocumentados@gmail.com y contemplad todas las imágenes recopiladas hasta ahora en www.baloncestodelosanonimosindocumentados.blogspot.com.

viernes, 26 de octubre de 2012

AL POSO DEL OTOÑO TOLEDO SOPLA (XLII)

La atrevida obra de Luciano Nimato continúa sus andanzas por territorio inhóspito. Recibiremos en anonimosindocumentados@gmail.com vuestros descubrimientos con mucho agrado. Todos los palíndromos, en www.palindromosanonimosindocumentados.blogspot.com.



A Dubai sanaría la ira en Asia Buda. (29)
Ágiles asesoren a Cuba, bucaneros: esa se liga. (37)
Al león le arañará él, no ella. (23)
Al oír a Marino cagar tisana, sí traga con ira Mariola. (43)
Arte para polaco, Lorca se trae de su sede –arte sacro local–, o para Petra. (57)

La ruta Nilo-Álava la olí natural. (27)
Nada: no donan ese lorito tirolés enano, don Adán. (39)
Ranita Sara pone herbosa casaca sobre heno para satinar. (47)
¡Senador erótico no conocí, torero danés! (33)
Yo haré tarros: asaré peras a sor ratera hoy. (35)

domingo, 21 de octubre de 2012

COSAS QUE PASARON AYER (XLI)



Episodio de Dulcinea O’Callaghan en la oficina. Recibiremos con mucho gusto en anonimosindocumentados@gmail.com las historias que os hayan sucedido ayer. Para leer todos los relatos: www.cosasquepasaronayer.blogspot.com.



A sabiendas de que la conversación no iba a llegar a ningún lado, ayer en el trabajo me dejé llevar por mi verborrea analítica frente a mis poco avispadas compañeras. Todo empezó cuando una de ellas, creo que la rubia de bote, comentó que ya había salido el listado oficial de días festivos para el próximo año y que ahora solo faltaba que el jefe distribuyera las quincenas en el calendario para poder empezar a planificar las vacaciones. A mí me sorprendió notablemente que alguien como ella pudiera pensar en planificar nada, pero sus palabras sirvieron como punto de partida del debate.

-Qué fácil sería si todos los meses tuvieran 28 días, como febrero -maticé-, y además siempre empezaran en lunes.
-¿Y eso por qué?
-Pues porque no habría que pensar nada: estaría ya todo mascado. Siempre cuatro semamas exactas por mes; siempre el día 1, lunes.
-No le veo la ventaja, la verdad.
-Para empezar, ¿podrías decirme en qué cae el 7 de agosto del año que viene?
-Y yo qué sé. A ver, mi cumpleaños este año cayó en jueves, así que el año que viene caerá en… ¿Hay que sumar un día o hay que restarlo?
-¿Lo ves? Tienes que hacer cálculos engorrosos o, en su defecto, mirarlo en un calendario. Sin embargo, según mi idea, sabría inmediatamente que el 7 de agosto es domingo.
-¿Por qué?
-Porque el día 1 siempre es lunes.
-¿Y por qué?

Aquí fue cuando mi otra compañera, la tonta del bote, creo, acertó sin querer en reorientar la conversación, pues por esta vertiente habíamos llegado a punto muerto.

-“30 días trae noviembre/ como abril, junio y septiembre”.
-¿Y eso a qué viene? -respondí arqueando una ceja.
-Es un refrán muy bonito, y muy verdadero. Los meses no pueden tener todos 28 días porque no sería verdad.
-Ah, no pasa nada. Escucha este otro refrán: “28 días tienen/ todos los meses que vienen”.
-Nunca había oído ese refrán.
-Es que es chino mandarín.
-¡Ah, sí, es verdad! Que en China tienen otros meses: el del Gato, el del Ratón…

La otra compañera volvió a recuperar la iniciativa y dijo algo que apuntaba hacia lo inteligente: se ve que había estado pensando en ello todo el tiempo que estuvo callada.

-Ya, pero si todos los meses tuvieran 28 días, ¿cuántos días tendría un año?
-¡Ay, ay, déjame calcularlo a mí! -saltó la otra, quien empezó a teclear sin parar durante cerca de un minuto, probablemente por desconocer la útil herramienta de la multiplicación-. ¡336 días! ¡Un año tendría solo 336 días!
-Bueno -reflexioné con aparente solvencia-, eso se arreglaría fácilmente añadiendo un decimotercer mes. De ese modo, 336+28=364. Es decir, un año tendría 364 días distribuidos en 13 perfectos meses de 28 días cada uno. Bastaría con añadir una semana más en ese último mes cada equis años para ir ajustando los calendarios como se hace ahora con los años bisiestos.

Se colapsaron. Yo estuve un rato rascándome la barriga.

Llegó el jefe y nos vio de esa guisa.

-Algo tramáis, os conozco -dijo según se dirigía a su despacho-. A ver, ¿tenéis algo que decirme?

Por costumbre, suele tocarme a mí hacer de portavoz de mi grupo parlamentario, sobre todo ante temas abiertamente polémicos. No era este caso, pues nuestra charla había discurrido por la senda de lo intrascendente y lo memo. Así que se me adelantó en la respuesta una de mis compañeras, da igual cuál de ellas.

-Estábamos hablando sobre por qué se les llama quincenas si tienen 14 días.

No sé si dijo esas palabras porque fueron las que primero se le ocurrieron para salir del paso, lo que me habría resultado brillante, o porque fue la simple conclusión que había sacado de mi esforzada exposición teórica. En todo caso, el jefe se encogió de hombros y se encerró en su despacho sin ademán ninguno de mirarnos siquiera de refilón. Y nosotras tres, como si nada, volvimos a nuestras tareas: actualizar unas bases de datos, grapar unos folios y desgraparlos. Respectivamente.

jueves, 18 de octubre de 2012

CARTELELES (XIV)

El Preboste de lo Inconcino, gran colaborador de los Anónimos Indocumentados, nos envía este imponente cartel y nos sugiere como título:

EMPEZANDO POR EL PROPIO CARTEL





En anonimosindocumentados@gmail.com recibiremos encantados de la vida vuestras fotografías de Carteleles. Todas ellas se pueden ir degustando en www.carteleles.blogspot.com.

domingo, 14 de octubre de 2012

AL POSO DEL OTOÑO TOLEDO SOPLA (XLI)

La insípida obra de Luciano Nimato se cuela en este blog a través de las pituitarias. Podéis mandarnos vuestros descubrimientos a anonimosindocumentados@gmail.com y ver todos los palíndromos recopilados hasta el momento en www.palindromosanonimosindocumentados.blogspot.com.



A bar “Casa Marta” ni Sinatra masacraba. (31)
A dura barbilla, sólo cada papada colosal libraba ruda. (45)
-Al oír a Maite perecer, recé -repetía Mariola. (36)
Alevín amasa pipas a manivela. (25)
Amalia, la dama dalái lama. (21)

¿Da de cenar té, pollo, bolas a la sal o bollo Petra? ¡Necedad! (45)
Sádicas: a Mercedes, alcaide pelele le pedía clase de cremas ácidas. (55)
Sanad rojos aromas a cacas a moras o jordanas. (37)
Sara, relé casero toma: motores acelerarás. (35)
¿Siete mil láseres allí metéis? (25)

viernes, 12 de octubre de 2012

COSAS QUE PASARON AYER (XL)

Casi un año después de que Melchor Lasiesta inaugurara esta sección en una oficina de Correos, vuelve al lugar en donde todo esto empezó con un martillazo en el pie. Vuestros relatos de lo que os ha pasado ayer los podéis enviar a la dirección de correo electrónico que ya conocéis (anonimosindocumentados@gmail.com). Para leer todas las historias: www.cosasquepasaronayer.blogspot.com.



Ayer por la mañana sonó el telefonillo del portero automático en el preciso momento en que acababa de sentarme en el baño para mantener el habitual diálogo con mis intestinos. No me preocupé por no poder atender la llamada porque las pocas veces que suena el telefonillo suele ser uno de los amigos imbéciles de mi vecino imbécil, que tocan el timbre equivocado porque son imbéciles.

Sin embargo, esta vez era el cartero. Lo sospeché cuando un minuto después miré por la ventana y le vi alejarse en su moto, y lo confirmé cuando bajé a los buzones y cogí la notificación que me había dejado: tenía puesta una cruz en “ausente” y el aviso de que tenía siete días de plazo para recoger la carta en Correos. ¡Coño, yo no estaba ausente: sólo estaba cagando!

No tenía otra cosa mejor que hacer y me acerqué andando hasta la Oficina Postal, que afortunadamente no queda a más de diez minutos de mi casa. Tras el mostrador, un hombre con aspecto de piligüili. Paso por alto los saludos protocolarios y la explicación de los motivos ya conocidos de mi presencia en Correos.

YO: Vamos a ver: lo que yo no entiendo es que el cartero marque “ausente” cuando yo no estaba ausente. ¿Ve la hora de entrega? ¿Ve la hora que es ahora? ¿Ve dónde vivo? No me habría dado tiempo a estar aquí con esta notificación si no hubiera estado en mi casa a la hora de la entrega.
PILIGÜILI: Bueno, y si no estaba ausente, ¿por qué no contestó?
YO: Ya que me lo pregunta, estaba soltando un chorongo que sólo cabía enroscado.
PILIGÜILI: Usted comprenderá que no podemos poner en la notificación ese motivo ni, en general, una casilla para cada supuesto por el que el destinatario no abre la puerta de su casa…
YO: Esa es otra, ahora que lo menciona. El cartero ni siquiera llamó a la puerta de mi casa; lo hizo al timbre del portero automático.
PILIGÜILI: Bueno, da lo mismo.
YO: No, no da lo mismo. El cartero debe entregar las cartas certificadas, en este caso, en mi domicilio. Para ello, tiene que llamar a la puerta de MI DOMICILIO, no al timbre de abajo.
PILIGÜILI: Pero el timbre que el cartero toca abajo suena arriba, en su domicilio.
YO: Ya. Pero si me llama al móvil mi tía la de San Petersburgo, el móvil me suena aquí, pero mi tía no está aquí: está en San Petersburgo.

El debate sobre estas cuestiones espacio-temporales no duró más que un par de intercambios porque el ejemplo que acababa de soltar era inapelable, y el piligüili rápidamente se dio cuenta de ello.

PILIGÜILI: Está bien. Pero, en definitiva, aparte de la carta que ha venido a buscar, ¿qué es lo que quiere?
YO: Pues resulta que estoy perdiendo aquí un tiempo muy valioso de mi vida que no estaría perdiendo si el cartero me hubiera entregado la carta en mano en mi casa, que era lo propio.
PILIGÜILI: Estaba usted cagando…
YO: Bien, pero él no lo sabía. Y no lo sabía porque no llegó a subir a mi casa. Si hubiera subido aunque fuera sólo un par de pisos ya le habría ido dando en la nariz, pero no subió.
PILIGÜILI: De acuerdo.
YO: Reclamo entonces el pago por esta media hora que he perdido sumando el trayecto y la estancia aquí.
PILIGÜILI: ¿Cuánto vale media hora de su tiempo?
YO: Pues… 5 euros.

Va el piligüili y, además de la carta certificada, me da 5 euros. Admito que tardé unos segundos en reaccionar. Jamás habría pensado que pudiera producirse este desenlace. Pasado ese lapsus de acomodamiento mental, vi claro el siguiente paso.

YO: A lo que habría que añadir el gasto por transporte.
PILIGÜILI: ¿En qué ha venido usted a correos?
YO: En coche, por supuesto. En uno que consume mucho.
PILIGÜILI: ¿En coche? ¿Ha llegado aquí en 10 minutos con el tráfico que hay a esta hora? ¿Y dónde ha aparcado? ¿Seguro que ha venido en coche?
YO: Pues… ¿En coche he dicho? No, no… Quería decir en… helicóptero.
PILIGÜILI: ¿En helicóptero?
YO: Sí, en uno que consume mucho.
PILIGÜILI: ¿Y lo ha dejado en el helipuerto de Correos, aquí, en la terraza?
YO: Eh… Por supuesto. Y en doble fila, así que seamos rápidos, que todavía se lo lleva la grúa y vamos añadiendo gastos…
PILIGÜILI: Vaya por Dios, qué razón tiene. ¿Cuánto le ha costado entonces el viaje en helicóptero?

No domino las tarifas aeroportuarias, así que la cantidad que dije hay que tomarla simplemente a modo orientativo.

YO: 2.000 euros.
PILIGÜILI: Me parece justo. Aquí tiene y disculpe las molestias.

Lo que tardé en agarrar los 2.000 euros y alcanzar la puerta de salida se lo puede uno imaginar.

PILIGÜILI: ¿Adónde va por ahí? ¿No sube al helipuerto por los ascensores?
YO: Prefiero escalar desde fuera, que tengo puestos los calzoncillos de Spiderman.

En ese instante, una ambulancia aparcó en la acera frente al edificio y varios enfermeros se cruzaron conmigo en la puerta a todo correr. Un compañero del piligüili les esperaba y les hacía indicaciones. Yo, desde fuera, ya sólo pude oír débilmente.

COMPAÑERO DEL PILIGÜILI: ¡Deprisa, deprisa! ¡Algo le pasa al piligüili este! ¡Lleva toda la mañana dando la razón a los ciudadanos!
ENFERMERO PORTAVOZ: ¿Y seguro que es un funcionario?
COMPAÑERO DEL PILIGÜILI: ¡Seguro, seguro! ¡Algo le pasa!
ENFERMERO PORTAVOZ: ¡Vaya que sí! ¡Llevémoslo rápido al hospital! ¡Es un caso muy grave!

Supongo que allí llevaron al piligüili: yo ya estaba en casa con 2.005 euros y una carta certificada que, por cierto, aún no he abierto…

lunes, 8 de octubre de 2012

BALONCESTO EN ESTADO PURO (XXIV)






Observemos el efectivo sistema de muelles de los aros basculantes en la pista de Terán, Cabuérniga (Cantabria). Fotografía enviada por nuestro admirado colaborador Valdemaras Prevenicius a anonimosindocumentados@gmail.com, donde también esperamos recibir vuestras imágenes. Para ver todas ellas: www.baloncestodelosanonimosindocumentados.blogspot.com.