lunes, 4 de febrero de 2013

COSAS QUE PASARON AYER (XLIX)

Interesante documento indocumentado el que nos aporta nuestra queridísima colaboradora Dulcinea O’Callaghan. Enviadnos a nuestro correo electrónico (anonimosindocumentados@gmail.com) los relatos de lo que os haya pasado ayer. Toda la secuencia de historias, en www.cosasquepasaronayer.blogspot.com.



Por fin conseguí ayer ver a mi amiga Flori. Después de aquel día del solapamiento de llamadas, sí, aquel día en que acabé yendo a la tienda de Jodafone, no había podido saber nada de ella ni siquiera por teléfono: siempre lo tenía apagado. Tampoco había atendido a mis correos electrónicos ni al método más tradicional de golpear la puerta de su casa. Ya estaba empezando yo a preocuparme cuando anteayer Flori se dignó a contestar a uno de mis mensajes. “Nos vemos mañana en el sitio de siempre a la hora de siempre”, decía. O sea, ayer en el bar del atraco.

Estaba muy desmejorada y sin mucha conversación. Lucía un hermoso vendaje en la cabeza que le tapaba hasta un ojo. Supuse yo, con mi avanzada inteligencia, que ya le habían hecho el TAC, que le habían detectado alguna cosa rara y que las vendas ocultaban los misterios de la operación. También podía haber sospechado que Flori se había apuntado a la OLP, pero me decanté por la primera opción. En esa situación, me daba mucho apuro preguntarle por algo por lo que se suponía que debía haberle preguntado hacía tiempo. El panorama más allá de los kases que nos estábamos pimplando no era demasiado motivador. La tensión se podía cortar con un cuchillo de sierra de los de pan, así que opté por tirar del hilo de lo anecdótico.

-Y allí estaba el vagabundo, a la puerta de la tienda de los móviles. ¡Tenías razón! ¡No se lo había llevado ningún tsunami fluvial!
-Pffff…
-En realidad, supe que era él no porque le llegara a ver perfectamente la cara, sino porque, en cuanto él me vio a mí, se giró bruscamente y emprendió una huida lenta, para no levantar sospechas, pero segura. Así supe que se trataba sin duda de Él: lo deduje con mi avanzada inteligencia, ¿sabes?
-Bah…
-Me olvidé por completo de la tienda de móviles y emprendí su persecución movida por la curiosidad. Pero Él me había sacado un par de esquinas de ventaja y no sabía yo muy bien por dónde tirar. Entonces, al llegar al siguiente cruce, cogí una moneda y la lancé al aire. Salió cara, por lo que decidí ir a la izquierda. En el siguiente cruce salió cruz, así que fui a la derecha. ¿Me sigues?
-Pssss…
-Bueno, lo importante era que yo sí le seguía a Él. De ese modo, completamente al azar, fui en busca del vagabundo por media ciudad. Te preguntarás cuál es la lógica de ese método aparentemente caótico. Pues no, no es caótico: la matemática moderna sigue patrones de incertidumbre, como los electrones, a la hora de hallar resultados precisos. Te preguntarás también cómo hacía para decidir con una sola moneda cuando me encontraba ante un cruce con tres posibilidades, ¿verdad?
-Puej…
-Pues hacía dos lanzamientos. Reglamento: dos caras, a la izquierda; dos cruces, a la derecha; cara y cruz, de frente; cruz y cara, se repiten los lanzamientos. Brillante, ¿no? Hubo una vez en que tuve que repetir cuatro veces los lanzamientos, cosas del azar, y creo que ahí fue cuando definitivamente le perdí de vista…
-Mmmmmm…
-Pero no me di por vencida hasta que perdí la moneda. ¿Sabes cómo la perdí?
-¿?
-Verás qué gracioso: llegué a lo alto de un puente, no supe si bajar por la escalera o por la rampa, tiré la moneda, no acerté a recogerla, cayó al vacío por la barandilla, oí un “chaf” y gritar a alguien y hui perdiendo el culo hacia el otro lado. Reglamento: cuando la lías, te das la vuelta y corres. ¡Jajaja! ¿A que es gracioso? ¡Jajajajaja! ¡Jajajaja! ¡Jajajjjj…! J… J… ¿Por qué me miras con esa cara, Flori? ¿Por qué te quitas el vendaje del ojo? ¿Por qué lo tienes tan chung…?

Ay.

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