Ayer, en el trabajo, con la Tonta del Bote (la Rubia de
Bote está de vacaciones). Entra un fax. Yo estoy sin nada que hacer, pero la
Tonta del Bote también, así que acude ella porque está más cerca. Mientras, yo
me pongo a reflexionar.
Alguien escribe unas líneas en algún lugar del mundo, un
aparato las codifica, se envían por el macrocosmos, otro aparato las
descodifica y esas líneas aparecen aquí. Algún día eso se hará con todas las
cosas e incluso con las personas. Será la ruina para los transportistas.
También fue la ruina para los carteros a caballo cuando se inventaron las
motos, y ahí siguen los carteros y los caballos. En todo caso, será un nuevo
negocio: teletransportista. ¿Y las agencias de viajes? ¿Y las aerolíneas? Uf,
pues… que espabilen. Que se reciclen.
-Dulcinea, se ha acabado el
papel.
-En el cajón de abajo están los
paquetes nuevos.
-Ah, claro. ¿Empiezo uno?
-Sí.
¿Sobre qué “papel” se imprimirían las personas? Uno
orgánico, claro. De carbono y agua básicamente. Será un proceso lento, pero
también se tarda ahora un día en viajar hasta Australia. ¿Y qué pasaría si se
acabara el papel en mitad del proceso? Eso no podría pasar. Habría que tener en
cuenta el tamaño del individuo para tener preparado todo el papel necesario
antes del proceso. Eso también lo tendríamos que haber hecho en la oficina con
el fax, ciertamente.
-Dulcinea, se ha acabado la
tinta.
-En el cajón de arriba están los
cartuchos nuevos.
-Ah, claro. ¿Pongo uno?
-De cajón.
-¿Del de arriba?
-Sí.
Y, si el papel es la base de carbono y agua, ¿qué sería la
tinta? No, la tinta habría de ser la base de carbono y agua. El papel sólo es
el soporte. El papel sería el suelo sobre el que apoyar al individuo en su
llegada al destino que correspondiera. ¡Qué morrazo se pegaría si se
teleapareciera a dos metros del suelo!
-Dulcinea, se ha trabado el
papel.
-Destrábalo, como siempre.
-¿Llamo al técnico?
-Basta con volver a ponerlo,
pero bien.
-Ah, ya…
-Magnífico.
¿Sería un médico o un informático el que se ocuparía de
los fallos de impresión? Imagínate que hay interferencias y sale con hipo.
-Dulcinea, no entiendo lo que
pone.
-Vendrá en inglés.
-Ah, será eso, sí…
¿Y cómo se hará para que el individuo, una vez
teletransportado, sepa hablar como lo hacía de origen, y tenga las mismas
habilidades, y se acuerde de lo mismo…? En definitiva, cómo se hará para que
“tenga memoria”? Por otra parte, el cuerpo original habría que destruirlo: de
lo contrario, habría dos individuos, y no se trata de duplicar, sino de
transportar. ¿Cómo se eliminaría el original? ¿Sería eso un crimen? ¿Se podría
aprovechar el teletransporte para pulir defectos y que la copia saliera mejor
que el original? ¿Habría descuentos 2x1 para gemelos? ¿Y en qué contenedor se
reciclarían los desechos? ¡Cuántas incógnitas!
-Dulcinea, no creo que venga en
inglés.
-A ver… Todo esto son manchas de
tinta. Está ilegible. Mira, su número sí puede leerse. Escríbeles para que lo
vuelven a enviar, que ha salido defectuoso.
-¡Vale!
Hala, ya está entretenida.
Es posible que los desechos no los tiren a ningún contenedor.
Los envían directamente al pasado.
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