jueves, 29 de noviembre de 2012

COSAS QUE PASARON AYER (XLIV)



Melchor Lasiesta nos envía a anonimosindocumentados@gmail.com una nueva peripecia en compañía de Paquito. Podéis mandarnos a esta misma dirección de correo electrónico vuestros relatos de las cosas que os hayan pasado ayer. En www.cosasquepasaronayer.blogspot.com pueden leerse todas las historias.



Ayer mi amigo Santi me volvió a empaquetar a su hijo Paquito. Cuando fui a preguntarle la razón, me soltó un billete de 20 euros y ahí se acabó el debate. Ya sabemos que, bien administrados, 20 euros dan para entretener una tarde a un mocoso y para meterse en el bolsillo el sobrante. Puede compensar.

YO: No voy a llevarte a tomar ninguna cerveza, Paquito, que ya vimos lo que pasa. ¿Qué otro plan se te ocurre? Yo propongo ir a mirar unos pantalones nuevos, que este arreglo que me han hecho no…
PAQUITO: Podemos ir al cine.

Poco sobrante iba a salir de ese plan. Aunque, bien pensado, 20 euros tampoco me iban a llegar para unos pantalones.

YO: ¿Sabes de alguna película interesante?
PAQUITO: Bah, eso da igual. Ya lo veremos sobre la marcha. ¿No conoces los Cines LPF?
YO: ¿LPF?
PAQUITO: La Pantalla Feliz. Tengo en la mochila la tarjeta. ¿No sabes cómo funcionan?
YO: ¿Qué tarjeta? ¿Cómo funciona qué?
PAQUITO: Estás más anticuado que la plastilina que pisan los saltadores de longitud. LPF sacó un sistema con tarjeta hará un par de años que, al parecer, está funcionando muy bien. Un sistema bastante lógico, por cierto.
YO: Un sistema de qué.
PAQUITO: La filosofía es la siguiente: tú, cuando vas a un parking, si estás media hora no pagas una hora completa sino sólo la media hora que has estado, ¿verdad?
YO: Antiguamente pagabas toda la hora, pero creo que ahora es como tú dices, es cierto.
PAQUITO: Pues estos cines aplican el mismo razonamiento. Si una persona se pone a ver una película que es un tostón y abandona la sala incapaz de soportarlo, ¿por qué ha de pagar por toda la película?
YO: Ya.
PAQUITO: Aquí sólo pagas la parte que ves. De este modo, uno puede arriesgarse a entrar a ver una película: si no te gusta, te vas sin dejarte allí toda la pasta.
YO: La idea no es mala, pero ¿cómo se articula? ¿Pagas cuando te vas?
PAQUITO: Sí y no: ahí entra en juego la tarjeta. Yo tengo cargada la tarjeta con 15 euros. Una película completa vale siempre 7 euros. Tú metes la tarjeta al entrar y al salir de la sala. Si has visto toda la película, automáticamente se te descuentan 7 euros.
YO: Pero, si la gente puede ir saliendo de la sala a mitad de la película, menudo follón, ¿no?
PAQUITO: Eso también está pensado. Mira cómo funciona. Todas las salas tienes dos partes: la de abajo y un pequeño anfiteatro arriba. Entonces tú entras siempre a la parte de abajo. Empieza la película y, a los 15 minutos, siempre a los 15 minutos, se hace una pequeña pausa.
YO: Bah.
PAQUITO: En ese momento tú decides qué hacer. Opción 1. Si te gusta la película, te quedas en la parte de abajo y ya te tienes que quedar obligatoriamente a todo el metraje (al final pasarás la tarjeta y se te descontarán los 7 euros). Opción 2. Si no te gusta la película, sales de la sala y, al pasar la tarjeta, sólo se te descontará 1 euro. Opción 3. Si dudas sobre si quieres quedarte a verla o no, entonces te vas a la parte de arriba de la sala. La película se vuelve a poner en marcha y allí, en el anfiteatro, siempre puedes decidir salir en cualquier momento. Al pasar la tarjeta, se te descontará la parte proporcional correspondiente a lo que has visto: 2 euros, 3 euros… La gente que está en el anfiteatro sabe que puede ser molestada por quienes opten por irse de la sala, pero tiene la ventaja de que puede irse cuando quiera sin tener que pagar los 7 euros completos. ¿Me he explicado?
YO: Creo que sí. Un poco caótico, pero bueno... Le veo el inconveniente de que tienes que cargar la tarjeta antes de ver la película, por lo que ya estás obligado a tener que amortizarla.
PAQUITO: Bueno; la tarjeta no caduca, y a lo largo de tu vida alguna vez ya irás al cine, ¿no? También puede ser utilizada por más de una persona, así que podemos ir tú y yo ahora con mi tarjeta a ver qué ponen, ¿de acuerdo?

No, si todavía me iba a salir gratis la tarde, y los 20 euros de Santi íntegros. Así que allí fuimos, a los Cines LPF. Daban una peli de vaqueros modernos, entre otras bazofias, y nos decidimos a entrar. Lo que pasó a continuación tendré que resumirlo para que quepa en unas pocas líneas.

Tras la pertinente pausa a los 15 minutos, Paquito y yo no nos pusimos de acuerdo sobre la conveniencia o no de seguir viendo semejante bodrio, por lo que subimos al anfiteatro junto con otro puñado de espectadores indecisos. Al rato de volver a ponerse en marcha el film, disparo aquí, faldas allá, empezó a salir humo y un pequeño resplandor de una butaca de la sala. Entró un trabajador vestido de Sacarino gritando “¡Un conato de incendio, un conato de incendio! ¡Abandonen la sala! ¡Con orden, por favor!”. No dijo qué tipo de orden, si alfabético, por estatura, peso o edad; así que todos de golpe, menos mal que éramos pocos.

Nos llevaron a la entrada de los cines, el incendio parece que se controló y la cosa se calmó. Llegaron los bomberos y la policía para nada: se tuvieron que conformar con precintar la sala, que eso lo suelen hacer muy bien. La gente se dirigió a las taquillas para reclamar, y nosotros también. La cosa estaba en que nos habían hecho abandonar el visionado de la película por causas ajenas a nuestra voluntad y, por tanto, no nos podían cobrar nada. Una a una, las personas que hacíamos cola en la taquilla éramos atendidas y los que iban saliendo de allí hacían gestos y comentarios como que no había ningún problema y no les habían cobrado nada. En realidad, nadie había llegado a pasar la tarjeta al evacuar la sala, por lo que a nadie se le había llegado a cobrar nada; pero quedaba pendiente el registro de entrada, que debía ser completado con el correspondiente registro de salida sin cobro alguno, y esa era la gestión que se estaba realizando ahora en las taquillas.

Nos tocó el turno a Paquito y a mí.

YO: Que veníamos a reclamar el…
TAQUILLERA: Sí, sí, ya lo sé. Déjenme la tarjeta, que les voy a registrar la salida y después vuelvo a recargarla con el dinero que tenía antes. A ver… Ya está. Aquí tienen. Disculpen las molestias y esperamos volver a verles pronto.
PAQUITO: No, verá. Lo que veníamos a reclamar era una indemnización por negligencia informativa.
TAQUILLERA: ¿Cómo? Mi compañero Sacarino ha actuado correcta y diligentemente.
PAQUITO: Lo de la diligencia no lo discuto, máxime siendo una de vaqueros. Pero entró a la sala informando de un conato de incendio.
TAQUILLERA: Así es.

Paquito sacó el diccionario de la mochila. Peligro.

PAQUITO: Un conato de incendio es un incendio que se frustra antes de llegar a su término. En ese momento, Sacarino nos informó de un incendio frustrado y, sin embargo, aún estaba en marcha. Es más: no habría hecho falta evacuar la sala si ya estuviera frustrado. Así pues, puso en peligro nuestras vidas al asegurarnos que el incendio ya estaba frustrado cuando en realidad no lo estaba. Y si ahora mismo no nos da una indemnización, se lo cuento a estos policías que están deambulando por aquí.

Se ve que la taquillera no quería problemas, o que tenía mucho aprecio a Sacarino, porque sin pensárselo dos veces agarró dos billetes de 50 euros y nos los hizo llegar convenientemente.

TAQUILLERA: Ahora, por favor, salgan de aquí. Y esperamos no volver a verles pronto.

De camino de vuelta a casa de Paquito, primeramente pensé en lo poco que valían nuestras vidas. Después, en lo rápido que se había conformado Paquito, quien normalmente busca la justicia antes que la indemnización somera. Sobre este último punto iba a reprobarle, pero me di cuenta de que yo mismo había aceptado sin rechistar esa especie de soborno de 20 euros con que Santi me calla la boca cada vez que me endiña a su hijo Paquito. Por no hablar de los 50 euros que me correspondían de la indemnización del cine… Ay, qué difícil es esto de la justicia y la moralidad. Saqué del bolsillo los 20 euros.

YO: Paquito, vámonos a tomar unas birras para quitar el susto. Invito yo.

martes, 27 de noviembre de 2012

PRIMERA ADIVINANZA (Ya tenemos 22 respuestas)

A falta de 3 días para que concluya el plazo de recepción de respuestas para la Primera Adivinanza, los Anónimos Indocumentados informamos de que aún nadie ha dado con la solución correcta (que sí, que existe). En caso de que acabe el plazo sin que ningún participante acierte, y para poder proclamar una respuesta ganadora, se procederá a elegir la mejor respuesta por votación entre los propios participantes. El sistema de votación se dará a conocer una vez haya teminado el plazo de recepción de respuestas y si definitivamente nadie ha acertado la solución.

Así pues, os animamos a que nos sigáis enviando respuestas hasta el viernes 30 de noviembre, bien para quizá adivinar la solución o bien para poder elegir y ser elegido en la votación final. Aquí tenéis el vídeo y las respuestas recogidas en anonimosindocumentados@gmail.com hasta el momento:





 RESPUESTAS

1. Por cachondo!!!! (Laura Escobedo Gómez)

2. Por ser una abeja sin-cera. (TODOPORLAPASTA)

3. Por se AVISPAda: en realidad se trata de una avispa, no de una abeja. (Lucio Tarakanov)

4. Porque el entrevistador quiere darle una oportunidad a esta "abeja descarriada". (TODOPORLAPASTA)

5. Porque es un zángano. (La madre de Brian)

6. Porque el entrevistador ha visto fugazmente en el currículum que la abeja nació en un país centroamericano y, siendo el entrevistador un gran amante de los dibujos animados, está encantado de poder contratar a una abeja maya. (TODOPORLAPASTA)

7. Porque el tío es un AVISPA-O y por eso lo contrataton y si no así............. sois unos MARIQUITAS o ZÁNGANOS. (La abeja Maya -sí, sí, la misma de los dibus pero desde su retiro "espiritual" en Abejadorm panal de vacaciones-)

8. Porque el entrevistador está buscando una abeja con experiencia en celdas. (TODOPORLAPASTA)

9. Porque en la entrevista demuestra, que por muchas preguntas trampa que le hagan, él "no pica". (Pavennosmatao)

10. Porque prejubilan a la abeja maya, y le van a hacer un contrato de sustitucion basura con el que le van a dar........ (Sinpa Peles)

11. Al ser una obeja obrera le dan el puesto porque así se aseguran un trabajador infatigable!!! (La abeja Maya -sí, sí, la misma de los dibus pero desde su retiro "espiritual" en Abejadorm panal de vacaciones-)

12. Porque es España y le dan al zángano un puesto para un ayuntamiento. (Llamero Gimnástico)

13. Por la gran experiencia laboral que detalla en su currículum, puesto que estamos hablando, ni más ni menos, de... ¡la abeja de RUMASA! (TODOPORLAPASTA)

14. Porque el entrevistador es apisexual. (TODOPORLAPASTA)

15. Porque ha montado un jaleo real. (El Alcalde de Zalacaga)

16. Porque con esas antenas seguro que tiene un buen enchufe. (CHELO GOMEZ Y EL DOCTOR GUASON)

17. Por listo. (Cordial)

18. Porque la empresa es “nueva rumasa”, y necesitan cambiar la abeja del logo o cambiar a ruiz mateos. (Sinpa Peles)

19. Porque el puesto es de paciente en un psiquiátrico vacío construido por nuestros preclaros líderes. (Rafael V. G.)

20. Porque el entrevistador ha picado desde el principio. Se observa como pica algo del cuenco al comienzo del video. No se, quizá los frutos secos estén envenenados y por ello la abeja no quiere picar. (Connor O'Bryan)

21. Porque la abeja tiene muy buena planta. Cuando se ofrece a enseñar el aguijón y le dice que no, que ya ha visto suficiente. Así que en ese momento ya lo ha decidido. Quizá le atraiga físicamente. (Connor O'Bryan)

22. Por el punto cúlmen de que ha estado en la cárcel. Quizá allí conoció al jefazo de la empresa, imputado por cualquier cosilla y le ha enchufado. (Connor O'Bryan)


 
BASES DEL CONCURSO

1. Cada participante podrá dejar tantas respuestas como quiera en nuestro correo electrónico (anonimosindocumentados@gmail.com) hasta el 30 de noviembre. Las respuestas, junto con el nombre o seudónimo del participante, se irán publicando en este blog.

2. Ganará el concurso quien acierte la única respuesta correcta existente.

En caso de que uno o varios participantes acierten la respuesta antes de la fecha indicada, el plazo de recepción se mantendrá igualmente hasta el 30 de noviembre, de manera que sólo se dará a conocer la respuesta correcta después de esa fecha.

En caso de que ningún participante acierte la respuesta, los Anónimos Indocumentados podrán prorrogar el plazo, proclamar ganadora o ganadoras las respuestas más originales o declarar desierto el concurso.

3. El premio consiste en que el ganador o los ganadores podrán elegir si quieren intervenir o no en el siguiente vídeo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

AL POSO DEL OTOÑO TOLEDO SOPLA (XLV)

La prorrateada obra de Luciano Nimato participa de nuestras páginas sin mayores miramientos. Ya sabéis que podéis enviarnos a anonimosindocumentados@gmail.com vuestros descubrimientos. Todos los palíndromos, en www.palindromosanonimosindocumentados.blogspot.com.



A tal edil -la líder edil- allí delata. (29)
¡Adán o Isa, paren draga! ¡Va a por ropa Ava Gardner apasionada! (48)
Al acotar una ranura, tócala. (23)
Allí daba rusa -bajo melonares- la salsa magra más amarga, mas la salsera no le mojaba su rabadilla. (79)
Anote: como sorba senil arponero moreno praliné sabroso, mocetona… (55)

Nada: no daremos a ruda Tamara matadura somera, don Adán. (45)
Se van, sí; más al lograr atar argollas a mis naves. (39)
Si para de lamer crema, le dará pis. (27)
Supo a caca o pus. (13)
Tragó bocata de sal y la sed atacó, Bogart. (33)

viernes, 23 de noviembre de 2012

CARTELELES (XVII)



Colosal documento el que nos acaba de enviar nuestro gran mecenas El Preboste de lo Inconcino:

ÁREA DE DESCANSO EN LAS ANTÍPODAS





Recogeremos vuestras fotografías de Carteleles en anonimosindocumentados@gmail.com. La recopilación completa puede visitarse en www.carteleles.blogspot.com.

domingo, 18 de noviembre de 2012

COSAS QUE PASARON AYER (XLIII)

Relato de rabiosa actualidad el que nos hace llegar Dulcinea O’Callaghan. Enviadnos a anonimosindocumentados@gmail.com las cosas que os hayan pasado ayer. Todas las historias, en www.cosasquepasaronayer.blogspot.com.



-¿Jugamos? -me soltó Flori ayer de golpe, apartándome el períodico de un manotazo, como si hubiera estado esperando esta ocasión durante varios días.
-A qué.
-¿Tú estás a favor o en contra de que Cataluña deje de ser España?
-Me la suda. Es más: si hubiera un hipotético referéndum a nivel nacional planteando esta pregunta y dieran estas tres posibles respuestas (a favor, en contra, me la suda), estoy segura de que ganaría esta última: me la suda. Recalcando la “s”. Me la sssuda.
-¿Tú crees? Lo dudo. En mi opinión, ganaría el “en contra”.

Hubo una primera pausa en la conversación, aprovechada por ambas partes para tomar un sorbo a sendos cafeses. Seguidamente, volví al hilo de la cuestión.

-¿Qué pasaría si solo fueran válidas las papeletas que tuvieran, además de la opción elegida, un razonamiento que acompañara a la respuesta?
-¿Qué tipo de razonamiento?
-No sé… Estoy en contra porque… lo que sea.
-Un gran razonamiento, sin duda.
-¿Lo ves? Ahí quiero llegar. Si a mí, que me tengo por una persona de capacidad argumental media-alta, me resulta difícil encontrar motivos a bote pronto, imagínate a nivel nacional.
-¿Habría que razonar incluso el “me la suda”?
-Pues sí. Y me temo que lo más coherente que se podría llegar a leer en una papeleta sería “me la sssuda porque me la trae fffloja”.
-Es posible.

Otra pausa.

-Y en concreto, ¿a qué querías jugar, Flori?
-A imaginar cuál sería la moneda de Cataluña si dejara de pertenecer a la Unión Europea y, consecuentemente, si ya no tuviera el euro.
-Volverían a la peseta.
-¡Ja, ni de coña! ¿Tú crees que se separan de España para volver a la peseta, que es más de Franco que las gallinas?
-Pues dime tú si no. Se tendrían que inventar una.
-¿Cómo la llamarían, Dulcinea? Ese el juego que propongo.

Otra pausa. Un buen trago. Media taza vacía.

-Yo es que creo que no tendrían ni moneda, con lo tacaños que son.
-Sí, mujer, sí la tendrían. Y probablemente más de una, por la misma razón. Mira, yo creo que la llamarían el dalí.
-¿Y por qué?
-Porque suena bien: suena a maravedí. Y, además, viene a cuento. ¿No es una moneda el bolívar? Pues el dalí. ¿Cuánto cuesta ese coche? Cien mil dalíes. Suena bien.
-¿Se diría dalíes o dalís?
-Dalíes.
-¿Y en catalán también?
-Yo qué sé en catalán…
-Dalises.
-¡Eso, dalises! Pero ya no suena tan bien. ¿Cuánto cuesta ese coche? Cincuenta mil dalises. ¿La mitad que el otro? Es que es un coche para paletos.

Flori es un hacha razonando. Hubo otra pausa. Contraataqué.

-Pues yo creo que la llamarían el messi. ¿Cuánto cuesta ese coche? ¡Un millón de messis!
-Ya, pero ¿qué dirían los argentinos? Sería como una expoliación de las de hace cinco siglos. No, no creo que la llamaran el messi.
-Tú haz una encuesta en Barcelona. Mira el gol que acaba de meter…

En la tele del bar jugaba el Barsa contra no sé qué otro equipo, quizá ninguno.

-Ya estás otra vez con las encuestas… Pues yo la llamaría el gaudí.
-Pero ¿no era el dalí?
-Gaudí, dalí… Qué más da. Yo, de pequeña, hasta creía que eran el mismo.
-Artur se llama el que está ahora con todo este tinglao, ¿verdad?
-Je, ¿insinúas que la moneda se llamaría así?
-Yo creo que para eso lo está haciendo. ¿Cuánto le debo? Nueve artures con noventa y nueve arturitos.
-Pffffff… ¡Eso suena horrible! -Flori estuvo a punto de atragantarse.
-A ver si un duro y cuatro pesetas sonaba mejor…
-Pues…

La conversación empezó a degenerar sin control a partir de ese punto, si es que no lo había hecho ya hacía rato. Con los cafeses ya terminados y los bostezos a pie de boca, decidimos levantar las posaderas. Le tocaba pagar a mi amiga y no se le ocurrió otra cosa que recortar, con las tijeras que llevaba en el bolso, un trozo rectangular del periódico en el que salía una pequeña fotografía del tal Artur.

-Hala, cóbrame -le dijo al dueño del bar dejándole el recorte sobre la barra. Tras el incidente del atraco, lo recordaréis, habíamos cogido cierta confianza con él, lo que nos permitía realizar bobadas como esta sin temor al ridículo.
-Ni hablar del peluquín -nos respondió después de darle varias vueltas-. Aún no sé qué hacer con el ibarretxe que alguien me endiñó hace unos años. ¡Y yo pensando que se iba a revalorizar! Así que, si no os importa pagarme en euros…

Flori me hizo un claro gesto con esos ojos saltones que tiene y pagó con un billete de 5 euros y media sonrisa.