Nueva peripecia de Melchor Lasiesta en el Careful. Esta es
de las que no sabemos si creérnosla, pero en fin… Os recordamos que, a través
de nuestro correo electrónico (anonimosindocumentados@gmail.com), podéis contarnos las cosas que os hayan pasado ayer. Todas las
historias, en www.cosasquepasaronayer.blogspot.com.
Mucho me temo que tendré que estar una buena temporada
comprando en el Mencabrona en lugar de en el Careful.
Contexto: ayer, en el mostrador de Atención al Cliente
del Careful, siempre con más cola que cualquiera de las cajas. Si los chicles
los pusieran allí a la venta, se forraban. Y además, seguro que te cobraban de
más.
Bien, ahí estaba yo porque una oferta 3x2 me la habían
hecho 2x3 y, por mucho que se empeñara la Chica Atenta al Cliente, en este caso
no ha lugar la conmutativa. Fue incapaz de entenderlo hasta que no le dije que
tampoco era lo mismo comer un chon que el chon te comiera a ti. Es un ejemplo
zafio y muy poco sofisticado, la verdad, pero debió retrotraer a la Chica Atenta
a algún ejercicio del instituto porque pareció asimilarlo finalmente. Otra cosa
fue el cálculo de la diferencia a devolverme, para lo que tuvo que llamar a un
informático del Departamento de Finanzas y Calderillas, que por lo que tardaba
en llegar debía de estar en el baño en mitad de un proceso vírico comúnmente
llamado cagalera. Gracias a esa espera, fui testigo del caso del hombre que,
cargado con unos briks de leche y un garrafón, fue atendido a mi lado:
HOMBRE OSCILANTE: Vengo a que me devuelvan el dinero de
toda esta leche.
CHICA ATENTA: A ver… Señor, esta leche ya está caducada.
HOMBRE OSCILANTE: Efectivamente; se me ha caducado porque
no he podido abrirla, ni un solo brik.
CHICA ATENTA: Pero ¿eso cómo es posible?
HOMBRE OSCILANTE: Verá; yo suelo comprar leche de marca,
que viene con el taponcito a rosca.
CHICA ATENTA: Ajá.
HOMBRE OSCILANTE: Pero esta vez compré leche Careful, que
no trae taponcito, pero en la esquina pone “ABREFACIL”.
CHICA ATENTA: Ajá.
HOMBRE OSCILANTE: Y pensé: “si ya con el taponcito es
fácil, ¡esto tiene que ser facilísimo!”. Pero ¡qué va! ¡Es imposible de abrir
con la mano!
CHICA ATENTA: La Santísima Trinidad… ¡Señor, se abre con
unas tijeras!
HOMBRE OSCILANTE: Entonces, una de dos: o incluís las
tijeras con el brik o quitáis lo de “ABREFACIL”. Porque, si es el único sistema
de apertura en el que no basta con la mano, entonces es “ABREDIFICIL” o
“ABREFACILCONTIJERAS”.
Para ese momento, yo ya había cambiado varias veces de
opinión sobre la capacidad intelectual del sujeto. Por la pinta, cargado con la
leche y el garrafón, parecía la mula Francis. Sin embargo, la exposición de los
hechos había sido brillante. Por otra parte, que hubiera estado intentado abrir
los briks con la mano hasta el punto de la caducidad me hacía volver a verle
oscilando hacia el primitivo estado de memez.
CHICA ATENTA: Señor, ¿usted cómo abre las nueces?
HOMBRE OSCILANTE: Ya veo por dónde quiere ir, pero en la
cáscara de las nueces no pone “ABREFACIL”, y por eso se deduce que te las
tienes que arreglar como puedas. Insisto en que, si en la leche CAREFUL pone
“ABREFACIL”, es porque es más fácil que en la leche que no pone…
CHICA ATENTA: Ya, ya… Pero esta leche está caducada y no
le puedo devolver el dinero.
HOMBRE OSCILANTE: Ah, ¿no?
CHICA ATENTA: Pues no.
HOMBRE OSCILANTE: ¿Sabes lo que llevo en este garrafón?
CHICA ATENTA: ¿Más leche del año pasado?
HOMBRE OSCILANTE: No. Gasolina.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, incluso antes de
que yo pudiera decidir si definitivamente era memo o no, el Hombre Oscilante
sacó un mechero de llama oscilante y echó a correr supermercado adentro. La
Chica Atenta salió del mostrador persiguiéndole y llamando a gritos al de
Seguridad, que debía de estar dándole papel higiénico al informático. Yo les
seguí a la carrera porque, aún a riesgo de meterme en la boca del lobo, pensé
que podría salir corriendo al igual que entré.
Haciendo eslalon por los pasillos, el Hombre Oscilante
llegó al de la leche, abrió el garrafón, desparramó la gasolina y prendió
fuego. ¡Flaaaashhh! Y no huyó, sino que se quedo por allí, tan tranquilo, lejos
de las llamas, pero ojo avizor. “¡No pasa nada! ¡Ahora se pondrán en marcha los
aspersores!”, razonó la Chica Atenta, pero de allí arriba no cayó ni gota. Toda
el agua estaría arrastrando la cagalera del de Finanzas y Calderillas en el
baño. Entonces la Chica Atenta apareció acompañada de unos cuantos reponedores.
“¡Rápido, echad mano de lo más fácil que veáis para intentar apagarlo!”, les
dijo, a lo que los reponedores no repusieron nada a pesar de ser reponedores,
sino que obedientemente agarraron los briks “ABREFACIL” de la leche Careful y
se pusieron a intentar abrirlos con la mano. “¡Idiotas, esos no! ¡Los del
taponcito!”, les gritó la Chica Atenta, pero para entonces el fuego ya se había
extendido a la sección del papel higiénico, y de ahí a la de explosivos y
detonadores…
Salimos todos por piernas: yo, con mi habitual gracejo;
el Hombre Oscilante, igualmente grácil libre ya de la leche caducada y del
garrafón; los trabajadores, como si fuera la hora de salir; los clientes, con
los carros llenos y sin pagar; y un hombre en calzoncillos y con los pantalones
abajo, que sería el de Finanzas.
Lo peor de todo es que me quedé sin el 3x2, al menos
hasta que vuelvan a abrir y pueda volver a quejarme. Ya os contaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario