martes, 7 de febrero de 2012

COSAS QUE PASARON AYER (XIV)

Muy en el límite entre lo anecdótico y lo estúpido, el amigo Melchor Lasiesta nos relata su vivencia de ayer. De todos modos, gracias por seguir escribiéndonos, Melchor. Ya sabéis que podéis enviarnos a anonimosindocumentados@gmail.com las historias que os hayan ocurrido ayer, así como leer todo lo que hemos recibido hasta ahora en http://www.cosasquepasaronayer.blogspot.com/.



Ayer no tenía en casa nada hecho para comer, ni ganas de cocinar ni de despilfarrar yendo a una tasca. Decidí hacerme un bocata, casualmente con las sardinas en lata de la oferta del Careful, y después me tomé un café calentado al microondas, lo que me acabó por desesperar definitivamente. Y es que siempre, siempre, cuando suena el “clin” que avisa de que ya está listo, el asa de la taza queda mirando para dentro. Siempre.

Da igual que meta la taza así o asao, o que la ponga un minuto, o un minuto y un poco o un minuto menos un poco: el asa de la taza siempre queda en el hemisferio oculto. No sé si será por el rozamiento, o por Coriolis o por su puta madre -probablemente por esto último-, pero siempre me pasa lo mismo, y ayer me acabó de desesperar por acumulación de pequeñas desesperaciones.

Aprovechando que en el mismo Careful tenía un descuento del 20% en electrodomésticos y sindicatos, allí que me fui justo después para ver si tenían microondas que no presentaran este problema.

VENDEDOR PIPIOLO: Verá; casualmente acabamos de recibir un modelo que se asemeja a las lavadoras de carga superior…
YO: No entiendo qué tiene que ver una lavadora con un microondas.
VENDEDOR PIPIOLO: …por cuanto tiene la puerta en la parte superior. De este modo, da igual hacia dónde apunte el asa de la taza ya que usted mete la mano por arriba.
YO: Sí, claro… ¿Y ya es ergonómico sacar una taza verticalmente por el asa? Yo calculo que se me derrame la mitad de la leche.
VENDEDOR PIPIOLO: Tome usted leche entera en lugar de semidesnatada, y una cosa por la otra.
YO: ¿Acaso me ves tú a mí también cara de pipiolo?
VENDEDOR PIPIOLO: No, señor. Si no le convence, tenemos otro modelo, recién llegado de nuestros almacenes de allí atrás, que le puede interesar. Como puede ver, es como una pecera aplastada por los polos.
YO: Ajá.
VENDEDOR PIPIOLO: Toda la circunferencia en sí misma es una puerta, por lo que puede usted acceder al interior del aparato desde el ángulo que quede justo frente al asa.
YO: Ya. ¿Y dónde tiene los mandos?
VENDEDOR PIPIOLO: En la parte superior.
YO: Pues entonces no me sirve. Llevo años dejando el frutero sobre el microondas: se me caerían las mandarinas a causa del mal apoyo.
VENDEDOR PIPIOLO: Compre usted plátanos: además de tener más potasio, su forma no esféric…
YO: ¿Y ahora tratas de controlar mi dieta mediterránea-oceánica?
VENDEDOR PIPIOLO: Claro que no, señor. Yo sólo quiero venderle un microondas, a ser posible a toda costa. Verá; tenemos otro aparato de última generación, cuyo plato giratorio no gira, sino que lo que gira es el resto del microondas. Así, el asa de la taza siempre queda frente a usted.
YO: Y si la puerta queda hacia el otro lado cuando hace el “clin”, ¿no volvemos al origen del problema?
VENDEDOR PIPIOLO: Veo que usted está en todo. ¡Me gustan los clientes exigentes, sí señor! Para solucionar esto, tenemos ese mismo modelo de última generación, pero de la generación siguiente.
YO: Impresionante.
VENDEDOR PIPIOLO: En este aparato no gira ni el plato giratorio ni el resto de la carcasa: lo que gira es la fuente de microondas interna.
YO: Ah, ¿sí?
VENDEDOR PIPIOLO: ¿No se ha fijado usted en la lucecita de dentro de los microondas? ¿A que siempre está fija? Pues, en este modernísimo modelo, ¡es la lucecita la que gira!
YO: Esa puede ser la solución ideal, vendedor pipiolo. Pero ¿cuál es la pega? ¿Quizá el precio?
VENDEDOR PIPIOLO: La tecnología punta siempre se paga, claro. Ese sistema de la lucecita que gira, inspirado en el movimiento del mismísimo Sol, incrementa el precio normal de un microondas en un mil por mil.
YO: Que es mucho más que un cien por cien…
VENDEDOR PIPIOLO: Callado está dicho.
YO: Bien; creo que ya he tomado una decisión…

Me fui a los chinos, que tienen de todo, y me compré una taza de cuatro asas especial para microondas.

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