viernes, 11 de noviembre de 2011

COSAS QUE PASARON AYER

Melchor Lasiesta sugiere e inaugura esta sección, donde esperamos que nos relatéis experiencias singulares que os hayan ocurrido el día anterior y que hayan perturbado vuestros sueños... Aquí va la primera historia de Melchor.



Como este año quiero votar por correo, ayer fui a informarme a la Oficina Postal de mi pueblo, donde me entregaron una hoja con las instrucciones. En este hoja te indican los plazos, los lugares de presentación y bla, bla, bla… Uno de estos apartados es “¿Quién puede votar por correo?”, y se dan tres supuestos:

- los que prevean que en la fecha de la votación no se hallarán en la localidad donde les toca votar;
- los residentes en el extranjero que cumplan una serie de requisitos;
- los que no pueden personarse en el lugar de votación por enfermedad o incapacidad física.

Me temo que no puedo votar por correo, le dije desilusionado al funcionario que me facilitó la hoja informativa, porque no me encuentro en ninguno de esos tres supuestos. Yo simplemente quiero votar por correo porque a mí me da la gana. Efectivamente, me respondió, las normas son clara y manifiestamente contrarias a su deseo de votar por correo porque sí. Qué normas más estúpidas, ¿no?, le repuse; a lo que me contestó, afirmando con la cabeza, que había una opción para solucionar el problema. Sacó de detrás del mostrador un martillo y lo lanzó contra mi pie derecho.

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